CAMBIAR TOD0 PARA QUE TODO QUEDE IGUAL

Por Eurípides Castro Sanjuan Doctor en Ciencias Políticas
Desde su discurso de posesión, el presidente ha señalado la necesidad de algunas reformas. Es pertinente aclarar que No todas las reformas significan cambios. En todo caso hay que reconocer que es muy difícil para el nuevo gobierno de este país desaparecer, bajo un plumazo, los privilegios que desde hace más de 200 años detentan los herederos de los alcabaleros. Estos tienen una base normativa muy sólida, construida paso a paso, durante toda nuestra historia republicana. Ello, mientras nos han ido educando y distraído con la fantasía de un sapo “cachaco” que “viene muy tieso y muy majo” y, que de por sí, nos deja solo una gran cantidad de nada para enfrentar el devenir.
Hoy la situación no ha cambiado un ápice, nos siguen educando para el consumismo y para la idolatría de unos héroes de papel. Mientras tanto, los más avivatos hacían leyes que solo favorecía a un grupo reducido de la elite colombiana, a la que hay que reconocer, es la más inteligente del hemisferio. Por ello, la desigualdad social en este país y nuestro rezago en el círculo de naciones que hace forzoso algunos cambios.
Teníamos esperanzas que con el nuevo gobierno se diera la más importante de las reformas que necesita el país, para de verdad, conducirnos al “tan cacareado” cambio, que se hace perentorio. Pero vimos con estupor, que la REFORMA POLITICA, que es la que debe mostrarnos el nuevo camino, solo es un maquillaje grotesco, echado con “brocha gruesa” al perfil de nuestro futuro como nación.
Esta Reforma solo tiene para mostrar algo positivo, un avance en la política paritaria para empoderar a la mujer en los espacios políticos, pero no derrumba algunas barreras invisibles, porque prevalecen vacíos y normas no reguladas, que relegan o hacen casi imposible la participación por plena voluntad y desarrollo político de éstas. Incluirlas en las listas en un 50% es solo un espejismo, porque podrían entrar como rellenos para cumplir con la norma, o lo que es peor, como señuelos para captar votos de género. Hay que señalar que, en la reforma se estudia que los actuales congresistas podrían tener asegurado los primeros puestos en las nuevas y obligadas listas cerradas.
Por tanto, no es suficiente que aparezca la mitad de las mujeres en la tarjeta electoral si las listas no son cerradas y si el diseño de estas no es intercalado, es decir: colocar un hombre-una mujer, así sucesivamente hasta completar la lista. Lo mismo que, al momento de luchar por los votos todavía faltaría muchísima educación popular respecto de ello, porque es muy difícil hoy para las mujeres, equiparar las garantías subliminales que se le dan al hombre en una sociedad mayoritariamente machista y misógina, porque, como ejemplo podríamos mostrar que, hasta el día de hoy no se ha elegido a una mujer Presidente en Colombia, a pesar del roll importante de ellas, desde la lucha de independencia. Solo a partir de los años 50´s se les vino a dar cierta relevancia política, cuando por primera vez les fue otorgado el derecho al voto a la mujer.
Podríamos afirmar entonces, que la Reforma Electoral es una burda copia de la malograda enmienda a la Carta Política que presentó el gobierno anterior de Duque, a la que no hubo necesidad de realizarle un estudio de fondo, y que se cayó, menos mal, principalmente por fallas técnicas en su aprobación. Pero, lo más insólito esta vez, es que ya en el pasado se habían superado algunas situaciones para evitar “los monopolios políticos”, en tanto, en esta ocasión se está “cocinando” la posibilidad de que un parlamentario renuncie al Congreso de la República para ocupar un cargo en el Ejecutivo, reviviendo la “silla giratoria” que tantos problemas ha traído en los altos cargos de Estado. Ah, y para ser candidato a Gobernación o Alcaldía, el parlamentario podría renunciar hasta un día antes de la inscripción de su nueva candidatura. Haciendo añicos el régimen de inhabilidades (C.P 179 n. 8) que tanto ha costado diseñar con el propósito de no darle ventajas a candidato alguno.
También se ha sacado del sótano maloliente de las costumbres políticas nuestras, la figura del trasfuguismo o “sabaleo automático”, enhorabuena para los “paracaidistas” de turno. Unido a esto, además, se tumban las restricciones para la creación de coaliciones y a partir de allí, con esas agrupaciones, se podrían formar nuevos partidos, lo que indefectiblemente debilitaría a los partidos pequeños, o peor aún, para que se cree una infinidad de “partidos multicolores” que no tendrían un norte ideológico convirtiéndolos en “parches” para tapar vacíos de Quorum y que, solo servirían para apoyar a las mayorías creadas a favor de los gobiernos de turno.
En cambio, se ha obviado a pesar de su gran necesidad, la creación de una Organización Electoral Autónoma, con régimen, presupuesto y jurisdicción propios, que no dependa de los fallos del Consejo de Estado ni de la jurisdicción Administrativa. Con ello se podría evitar la congestión de los despachos judiciales en dicha jurisdicción. Esta enmienda fue propuesta desde un principio por el senador De la Calle Lombana, añadiendo que, se debía cambiar también, la forma de elegir a los Consejeros del C.N.E. Tampoco se ha dicho nada en la Reforma Política, sobre la reglamentación de la circunscripción Electoral en los DISTRITOS ESPECIALES de Barranquilla, Cartagena, Santa Marta, Buenaventura, Medellín-respecto al resto de los municipios- como el caso de Bogotá-Cundinamarca.
Aunque faltan algunos debates que pueden ser útiles “para enderezar el barco”, todavía estamos esperando el ansiado “Cambio” en las costumbres políticas del país. Por el momento, no ha sido ni lo uno ni lo otro. Acaso, todo lo contrario… Amanecerá y veremos.
Nota: FELIZ AÑO 2023 a todos nuestros lectores.
euripidescastro@hotmail.com