La reducción de salarios al parlamento, la condición Inter pares y el principio de pesos y contrapesos en el Estado

Por: EURIPIDES CASTRO SANJUAN *Doctor en Ciencias Políticas
En el Senado se ha aprobado en 2° debate el proyecto de A.L. para la rebaja de salarios a los congresistas. Pareciera que se quiere explotar por algunos de sus miembros, el subconsciente popular a la necesidad de cambios estructurales en la vida política del país. Por ello, se aprovechan de la sensibilidad del momento para presentar reformas que en otras ocasiones no calarían.
El debate se ha circunscrito en la novedad de una concepción antropológica del salario y su denigrante pauperización proscrita en los acuerdos de la O.I.T, frente a posiciones políticas e ideológicas que irrumpen nuevamente, pero con mucha fuerza dentro del Capitolio.
Ello debido a la debilidad mediática de algunos parlamentarios “por el qué dirán”, por el costo político de votar “no” y, por otro lado, a la intención de hacer quedar mal a las mayorías, creando tensiones a muy alto nivel, exacerbadas entonces, por los cambios populistas que proponen algunos congresistas al art. 187 de la Carta Política, con la inconveniente y trivial lógica de reducir el gasto público contra la corrupción.
Y, es que la inconveniencia de este proyecto no solo radica en reducir el salario a los políticos y directivas del congreso, si no también que ésta reforma tocaría a las otras ramas del poder público, desconociendo el principio de los pesos y contra pesos, como formula democrática del Estado, porque deviene bajarle el salario a los servidores de los órganos autónomos e independientes, a la Organización Electoral y a los Órganos de Control, que hacen parte de la estructura del Estado, por aquello además, del cumplimiento de los parámetros contenidos en el convenio OIT de 1951, que trata sobre la igualdad de remuneración por un trabajo de igual valor. Es necesario que en este caso se mire otras variables, como, por ejemplo, del ¿Por qué deben mantenerse estos altos salarios? La respuesta obligada sería: porque entonces violaría derechos fundamentales, y debilitaría la estabilidad y cuidados del propio Estado y de la Democracia.
Es decir, mirando con ojo académico, con esta reforma constitucional le bajarían también el salario al Presidente, a sus ministros y directores de las entidades descentralizadas; a los Altos mandos Militares y de Policía, lo mismo que al Procurador y sus delegados, al Contralor y sus delegados, al Fiscal General y sus delegados, a los H. Magistrados y sus auxiliares, al Registrador Nacional, al Presidente de Ecopetrol y sus directivos, a los altos directivos del Banco de la Republica y, a todo funcionario que tenga altos ingresos y que, según el Proyecto de la Honorable Paloma Valencia, sobrepasen los 23 salarios mínimos mensuales (hoy $23.000.000). Dicho Acto Legislativo, si se aprueba, tocaría negativamente entonces, a todos los servidores del Estado, con base en el principio de pesos y contrapesos y por su condición de funcionarios pares.
Ahora bien, he notado de manera objetiva, cuando he visitado el Capitolio, que los senadores trabajan duro, tienen una gran responsabilidad con la Democracia, ellos deben estudiarse todos los proyectos de Ley, elaborar proyectos de Ley, aprenderse de memoria su disertación para las ponencias y el debate propio de los mismos; realizar control político al Gobierno; estar alertas contra “los micos” y las causales de incompatibilidad o inhabilidades para declararse impedidos; escoger y elegir funcionarios para otras entidades; conocer toda la geopolítica del país y del mundo, conocer las costumbres ancestrales de las diferentes tribus de aborígenes, ser conscientes de las necesidades de los territorios de afros y raizales, sensibilizarse de los problemas que surgen en cada territorio. Por ello los senadores deben viajar a toda Colombia, asistir a reuniones los sábados, domingos, días de fiesta y hasta a altas horas de la noche con los lideres de las regiones, estar atentos a las
Barranquilla, octubre 30 de 2021 Por: EURIPIDES CASTRO SANJUAN *Doctor en Ciencias Políticas
peticiones de los gremios, de los alcaldes, de los gobernadores; reunirse con los Ministros, o con sus bancadas para determinar el curso de un proyecto, etc.
Ese pírrico sueldo propuesto, que se lo gana cualquier Gerente de empresa privada y hasta más, no les alcanzaría a los congresistas ni para transportarse diariamente con su equipo de colaboradores en Transmilenio dentro de la misma Bogotá, ni para sustentar las necesidades propias de su familia. Por eso, considero que es justo el salario que ganan, porque su trabajo es de gran valor para la salud de la democracia y el fortalecimiento del mismo Estado. Ojo, se debe tener en cuenta que no es solo la obligación de asistir a las comisiones y plenarias del parlamento, esa es apenas una de las tantas funciones de un congresista.
Así las cosas, rebajarles el sueldo a los parlamentarios no induciría algún cambio en las malsanas costumbres políticas del país. Ello no incidiría positivamente, por ejemplo, contra la corrupción. Todo lo contrario, existe la posibilidad que algunos funcionarios al ver menguado sus entradas, irían a buscar formas inadecuadas e ilícitas para tratar de tapar el faltante en sus arcas y poder “cuadrar caja”. Entonces el remedio sería peor que la enfermedad, teniendo en cuenta que los principios de la O.I.T prohíben la precarización de los salarios. Ello podría dar lugar a demandas contra el Estado, que terminaría pagando una fortuna en retroactivos, con las indexaciones de ley.
Sería mucho más inteligente la propuesta de reducir el congreso a la mitad de sus miembros. Con ello se ahorraría mucho más y no estaríamos contra los tratados internacionales, los postulados de la OIT o contra el derecho fundamental a un trabajo y salario digno.
Lo malo es que en la reforma política no se ha tocado este tema. Pero hay tiempo, porque apenas estos dos proyectos de A.L. han sido aprobados en 2 debates en el senado, faltando 6 sendos debates, por lo que esperaríamos que la Cámara de Representantes pueda tratarlos, modificarlos, o acumularlos para que, en un amplio debate, puedan revisar el tema de la rebaja de salarios a los altos cargos del Estado o la propuesta más viable, la reducción de cupo del Congreso de la Republica.
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