El vestido y la corona de Isabella, homenajes a Meira Delmar y Selva Africana
Para darle el toque de lujo a su noche de Coronación, Isabella Chams Vega lució ‘Romance de Barranquilla’, el vestido con que homenajeó a su tía abuela, Olga Chams, más a conocida como ‘Meira DelMar’, un diseño de la aguja de oro de Colombia, Amalín de Hazbún.
Es un vestido ceñido al cuerpo, de talle bajo, de donde se desprende una falda amplia con una larga cola. El deslumbrante bordado del corpiño en tonos dorados fue trabajado en relieve con una fusión de materiales, entre los que se destacan los cristales de diferentes tamaños. Mil flores, entre jazmines, jacintos, campanillas y acacias rojas elaboradas en plumas, son las protagonistas del intrincado trabajo de la falda. De la espalda se desprende un tocado bañado en oro de 24 quilates y decorado con plumas de ganso tejidas en forma de filigrana. Evoca ese romance que en su momento Meira Delmar describió en sus recordados poemas.
La corona es una joya elaborada en Barranquila por la diseñadora de joyas con proyección internacional, Carolina Arcieri. Son 400 gramos de plata pura que permite tener acabados perfectos, con más de tres mil piedras naturales traslucidas que aportan el brillo y entre 300 y 400 kilates de citrino amarillo; una piedra brasilera muy fina que da los toques amarillos a la corona, que también recibió un baño en oro de 24 kilates para lograr el acabado y textura final.
El diseño de la estructura de la corona con las líneas que se cruzan evocan los caminos recorridos para llegar hasta aquí, los años de carnaval vividos por los barranquilleros que han llevado nuestra cultura a todos los rincones del mundo y el deseo de la reina de que el pueblo estuviera alrededor de ella y el Carnaval 2020, que ha resaltado la importancia de la gente que, siendo de distintos sectores de la ciudad, termina cruzándose alrededor del Carnaval.
La fuerza de su selva africana identificada en el intenso dorado que tiene como color, las piedras naturales engastadas, plata trabajada por laboriosas manos de los orfebres del taller de Arcieri, piezas delicadamente soldadas y el cítrino con su vibrante amarillo ratifica la intensidad de la fuerza que la joya transmite.