Por abandono en estación de alcantarillado en Luruaco hay contaminación a la comunidad: diputada Isabella Pulgar Mota
Un grave problema de contaminación en barrios del municipio de Luruaco a causa del abandono en la estación de bombeo de aguas residuales -EBAR-, denunció la diputada Isabella Pulgar Mota durante el debate de control político que la asamblea del Atlántico realizó por la mala prestación de los servicios de acueducto y alcantarillado en los municipios del sur del departamento.
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Pulgar Mota indicó que la estación de bombeo de aguas residuales en Luruaco, que debe atender la empresa Aqualia, no funciona y es un foco de contaminación para las más de 600 familias que viven en los barrios Felipe Rivera, Abraham Juan Molina y Villa Estadio.
“Los olores que emanan de la EBAR son un claro indicador del deficiente funcionamiento del operador y de una presentación que no cumple con los estándares de calidad requeridos”, expresó la diputada Pulgar Mota.
Pulgar Mota cuestionó el anuncio de medidas de mitigación de los olores con “barreras naturales” que hizo en la Asamblea el gerente de la empresa Aqualia, Freddy Giraldo, indicando que “era como si una mamá le pone pañitos de agua en la frente a su hijo que tiene una fuerte infección a pesar de que sabe que no se va a curar si no le aplican antibióticos”
Precisó que lo que procede para este caso es la reubicación de la planta porque “más allá de ser una cuestión de insatisfacción estética, estos olores tienen un impacto directo y negativo en la salud pública del departamento y de los residentes en las inmediaciones de la planta”.
“La exposición a estos olores puede contribuir al desarrollo de diversas enfermedades, poniendo en riesgo el bienestar de la comunidad” sostuvo al exigir la intervención inmediata de la secretaría de Salud del departamento.
Pulgar Mota se refirió a la grave situación que viven esas comunidades porque el sector “se ha convertido en un foco de infecciones que afecta gravemente la salud pública, especialmente la de los niños, quienes son los más vulnerables”.
“Es evidente que la planta, en lugar de ser un motor de desarrollo, es un motor activo que genera deterioro de la calidad de vida de la población y de la salud pública”, dijo.
Agregó que “puedo dar fe de lo que viví durante el recorrido: el olor que emana de la planta es indescriptible y asfixiante, algo que no debería ocurrir bajo ninguna circunstancia en una instalación de este tipo y que nadie está obligado a soportar”.
Para la diputada del Partido Liberal, “es lamentable y preocupante que nos veamos obligados a realizar un debate de control político para exigir al operador que cumpla con las inversiones necesarias y preste el servicio de manera eficiente”.