Verónica Alcocer acompañada del empresario Manuel Grau evade a la prensa en Estocolmo

Verónica Alcocer, esposa del presidente Gustavo Petro, evadió al medio informativo Expressen, que la abordó al salir de una tienda de lujo acompañada del empresario colombo-catalán, nacionalizado en 2022, sin cumplir los requisitos y contratado por Cisa la empresa inmobiliaria del Estado colombiano.
ES NOTICIA HOY:
Un video difundido por el medio sueco Expressen reveló que Verónica Alcocer —quien aparece acompañada del empresario colombo-catalán Manuel Grau Pujadas— fue captada de compras en pleno centro histórico de la capital sueca. Las imágenes muestran a Alcocer saliendo de una tienda de lujo mientras Grau intenta bloquear la cámara, actitud que ha reavivado el debate sobre su vida en el exterior.
Manuel Grau Pujadas no es simplemente un acompañante ocasional. Este empresario, con antecedentes de negocios inmobiliarios y turísticos en España y Colombia, obtuvo la nacionalidad colombiana en noviembre de 2022 mediante una orden presidencial, una decisión que en su momento generó controversia por considerarse “exprés”.
Desde entonces, ha sido vinculado con entidades estatales como CISA —una empresa de inversiones estatales— y con un conglomerado empresarial que promueve proyectos inmobiliarios, lo que ha despertado señalamientos por posibles conflictos de interés.
Su cercanía con Alcocer no es nueva: en ocasiones anteriores lo acompañó en viajes oficiales y actos de representación, incluyendo una audiencia privada con el papa Francisco en el Vaticano.
Vida de lujo en Suecia, sanciones y cuestionamientos
La presencia de Alcocer en Estocolmo ocurre en un contexto de sanciones internacionales: ella y su familia fueron incluidos en la llamada Lista Clinton del gobierno de Estados Unidos, medida que complica sus relaciones financieras y limita su acceso a sistemas bancarios y transacciones.
No obstante —y según la crónica del medio sueco— durante su estancia en Europa Alcocer habría llevado un estilo de vida marcado por lujos: compras en tiendas exclusivas, cenas en restaurantes costosos, asistencia a clubes privados y eventos sociales vinculados a la élite sueca.
En una de sus salidas, vestía una chaqueta de piel cuyo valor —según cotizaciones en línea— ronda los siete millones de pesos colombianos, lo que generó sorpresa debido a la aparente contradicción entre ese gasto y la situación financiera derivada de las sanciones.
El contraste entre su estilo de vida visible en Europa y las restricciones derivadas de la inclusión en la Lista Clinton ha generado dudas crecientes sobre el origen de los recursos que permiten dicho nivel de gasto.





