LaOpinionDeColmenares. ¿Y si La Guajira fuera potencia?

Por Luís Alonso Colmenares Rodríguez
Hoy cambiaré la narrativa. Me atrevo a sugerir una hoja de ruta para reorganizar el territorio y devolverle el futuro a lagente. Hemos visto a La Guajira solo a través del lente de las dificultades, ignorando sus oportunidades. Hoy hablaré de posibilidades concretas, de caminos reales hacia la prosperidad, mucho más allá de cifras preocupantes: un potencial en energía eólica; casi el 40 % del territorio en condiciones excepcionales para cultivos de pan coger; un corredor turístico que conecte desierto, montaña y mar; y el mayor hato ovino-caprino del país.
ES NOTICIA HOY:
La pregunta es cómo canalizar recursos hacia el bienestar de la gente antes de que se roben hasta el aire y la luz del sol:ejecutando políticas inteligentes y transparentes, reorganizando el territorio para potenciar el desarrollo, aprovechando ventajas comparativas, sin intereses mezquinos y con el único propósito de resolver los problemas de la gente.
La escasez de recursos propios obliga a buscar sinergias mediante una transformación estructural: organizar a La Guajira en provincias estratégicas para gestionar recursos, coordinar proyectos y optimizar el desarrollo regional, con una oficina técnica que estructure proyectos.
La Provincia del Sur debe poner en marcha la represa del río Ranchería para irrigar un distrito de riego que fomente un polo agroindustrial, y construir la doble calzada desde el río Pereira hasta el río Palomino. Agua y vía para revolucionar la agricultura del sur, con asistencia técnica, crédito y comercialización directa para desarrollar cadenas productivas completas que hagan del departamento un exportador de alimentos.
La Provincia de la Frontera debe fortalecer un puerto multipropósito y establecer una zona franca para dinamizar el comercio. Es necesario construir la doble calzada Riohacha–Santa Marta y extender el Tren del Caribe, incluyendo a Santa Marta, Riohacha y Valledupar. Impulsar el ecoturismo en la Troncal del Caribe, solucionando la erosión costera que amenaza las playas. Asimismo, modernizar el aeropuerto de Riohacha como hub logístico de carga y pasajeros.
La Provincia Wayuu debe ser modelo de etnodesarrollo sostenible, promoviendo el ecoturismo respetuoso de las tradiciones indígenas y fortaleciendo la industria salinera de Manaure, apoyada en la construcción de la doble calzada Manaure–Uribia–Maicao, la modernización de Puerto López y la declaratoria de Uribia como zona exenta de impuestos para atraer inversión turística.
La transición energética ofrece la oportunidad de ser el epicentro de las energías renovables, con proyectos eólicos que traigan inversión y empleo. Es necesario crear una sociedad de economía mixta donde la Nación, Gobernación, municipios y resguardos indígenas, junto a un socio privado, desarrollen parques eólicos. Exigiendo que cada empresa energética forme técnicamente a los jóvenes, invierta en infraestructura comunitaria y destine parte de la energía para electrificar las zonas rurales que hoy carecen de luz.
Será prioritario fortalecer la Universidad de La Guajira en todas sus sedes y crear institutos técnicos especializados enfocados en energías renovables, agroindustria, turismo sostenible y gestión ambiental, ofreciendo becas completas a jóvenes vulnerables, con el compromiso de que regresen a sus comunidades a liderar proyectos de desarrollo local. También se debe dotar a todas las escuelas con tecnología y garantizar el transporte y la alimentación mediante empresas especializadas ¡sin ladrones!.
No se puede dejar por fuera la salud para implementar un modelo de atención preventiva con brigadas móviles especializadas, telemedicina para comunidades remotas y fortalecimiento de la red de hospitales regionales en cada provincia. Un programa de primera infancia protegida garantizará atención médica gratuita y especializada a los niños menores de cinco años.
La reorganización provincial garantiza el principio de multietnicidad y que los pueblos indígenas planifiquen su desarrollo en armonía con las demás comunidades, sin crear entidades territoriales que fragmenten el departamento. Con la planeación participativa y transparente se erradica a los falsos líderes que viven como jeques árabes a costa de las comunidades.
Toda la población debe asumir el compromiso de no volver a elegir ladrones. Una ciudadanía consciente y unida puede convertir a La Guajira en ejemplo nacional de desarrollo ordenado y reducir la pobreza. No es utopía; es un proyecto viable, donde cada provincia aporta sus fortalezas al progreso común.
Y como dijo el filósofo de La Junta: “Se las dejo ahí…” @LColmenaresR